Ser abogado más allá del derecho
Considero que el derecho y su aplicación en el ámbito de las relaciones humanas es parte de un todo mucho más grande, una unidad o totalidad que envuelve y acoge a todos los lugares, personas y hechos. Creo que por naturaleza debería existir una relación de respeto, de amor y de armonía entre todos los seres que habitamos la Tierra. Sin embargo, cuando las relaciones no son armónicas y los hechos que cometemos nos llevan a ser sancionados, juzgados o estar inmersos de alguna manera en un procedimiento judicial, hay que mirar qué es lo que ha ocurrido.
La primera mirada debe ir encaminada a la resolución del conflicto, proceso en el que es necesario el acompañamiento del abogado. Por mi parte, como profesional del derecho, te informaré, aconsejaré y acompañaré hasta la finalización del conflicto.
La segunda mirada, tan importante o más que la primera, debe ir dirigida a mirar, a mirar-se, a buscar y encontrar la causa primera que nos llevó a cometer el comportamiento que ha provocado el conflicto. Porque siempre hay una causa.
El comportamiento irregular tan sólo es el síntoma que nos está mostrando algo. Y si no buscamos la causa, y la observamos, y nos permitimos sentirla, y sentirnos en ella y a ella en nosotros, y mirar-la y mirar-nos sin juicio, sin juzgarnos por lo que hemos hecho, sin juzgarnos por lo que hicimos, no habremos tomado la enseñanza disponible para nosotros. Y si no tomamos esa enseñanza y la interiorizamos en nosotros se repetirá, de nuevo, también el conflicto… Así seguirá siendo hasta que decidamos mirar.
Así son las leyes del Universo, que están establecidas mucho antes que las humanas, y siempre son justas, y tienen siempre la respuesta perfecta. Aunque no lo veamos, aunque no lo queramos ver.